
Jabón de Alepo Charme d’Orient
¿De dónde viene el Jabón de Alepo?
Si algún día te has fijado en este jabón en algún herbolario o tienda de cosmética natural, te habrá llamado la atención su aspecto rústico y auténtico, cortado en gruesos bloques y con inscripciones. Esto se explica por su origen: la región de Alepo en el norte de Siria. Allí hace más de 2000 años que comenzaron a elaborarlo con ingredientes naturales y de forma artesanal. Es el jabón sólido más antiguo del mundo, porque hasta ese momento existía el jabón líquido, pero en Alepo descubrieron el proceso de saponificación al añadir la sosa cáustica a los aceites de oliva y laurel. Parece ser que llegó a Europa en la Edad Media, en la época de las Cruzadas, cuando comenzó a conocerse en todo el Mediterráneo y a partir de ahí dio lugar a otros jabones como el Jabón de Marsella o el Jabón de Castilla.
¿Cómo se fabrica el Jabón de Alepo?
Sus ingredientes originales son: agua, aceite de oliva, aceite de laurel e hidróxido de sodio o sosa caustica de origen vegetal. Con estos ingredientes, es difícil encontrar un jabón más natural y más adaptado a todo tipo de pieles. Además, es un jabón biodegradable, de los que podríamos utilizar en un río sin miedo a contaminarlo, con lo que es perfecto para los que buscamos soluciones para un mundo sostenible.
Se combinan el agua, el aceite de oliva y la sosa cáustica y se calientan hasta su ebullición durante tres días. Al final del proceso se añade el aceite de baya de laurel. La pasta que resulta, se extiende y se cubre con papel de parafina. Mientas que se enfría, los obreros caminan sobre dicha pasta para que el grosor sea uniforme. Cuando se enfría y endurece y se corta en bloques que se apilan y se guardan en sitio fresco y seco para que se curen bien, entre 6 meses y 3 años. Cuanto mayor sea su proceso de curación, mejor será la calidad del jabón. Lo podremos demostrar, porque ¡flota!, salvo que sea un jabón con aceite de oliva virgen de primera presión.
Cada bloque, además, es marcado con un sello característico del artesano que lo fabrica. Este proceso de fabricación hace que podamos guardarlo durante mucho tiempo, siempre en ambiente seco, que no se estropeará. Un consejo: como se secan al aire, pueden estar llenos de tierra. Lávalo antes de la primera utilización sobre tu piel.
No contiene perfumes ni colorantes. El color verde que podemos ver, según el tipo de aceite de oliva utilizado, en su interior es resultado de la mezcla de ingredientes naturales y el proceso de fabricación. Tampoco tiene ningún derivado de grasa animal o cera de abeja, con lo que es perfecto para veganos.
ATENCIÓN: cuando compréis un jabón de Alepo, mirad su composición, porque hay muchas imitaciones en el mercado. Y muchas utilizan la grasa de vaca (sodium tallowate) o la grasa de cerdo (sodium lárdate). Además de que no es la fórmula original, estas grasas impiden que estos jabones sean usados por los veganos y además pueden provocar comedogénesis e irritaciones.
¿Por qué utilizar el Jabón de Alepo?
Porque es un jabón 100% natural que, además de limpiar perfectamente la piel, es adecuado para pieles “difíciles”:
– El aceite de laurel es antiséptico y cicatrizante y por eso es muy adecuado para tratar pieles acnéicas. También protege de infecciones y agentes externos.
– Las fórmulas originales carecen de aditivos químicos o colorantes, con lo que se adapta perfectamente a las pieles reactivas y sensibles.
– El aceite de oliva nutre la piel y le confiere una característica grasa especial que hace que las pieles con psoriasis, dermatitis, eczemas o sequedad vean una mejora al utilizarlo como jabón diario, tanto de cara como de cuerpo. Por eso es uno de los jabones naturales que más dermatólogos recomiendan.
– No tiene perfume, ideal para las pieles más sensibles. Y por eso, huele a “jabón”. Ese olor a limpio, natural, que tenía la ropa de nuestras abuelas o bisabuelas…
– Su textura es muy cremosa y no hace casi espuma. Gracias a eso deja la piel muy bien hidratada. Se puede usar incluso como limpiador facial, sobre todo si tenemos la piel grasa.
– Los hombres lo pueden utilizar incluso como espuma de afeitar. Facilita el afeitado, porque reblandece el pelo y desinfecta el poro con lo que evita los granitos después del afeitado. Deja su piel limpia y suave y sin irritaciones. A algunos les gusta incluso usarlo como champú cuando tienen el pelo graso, porque lo deja suelto.
– Al tener una composición tan natural, es ideal para pieles delicadas y frágiles que no se llevan bien los productos químicos que contienen otros productos de higiene. Lo podemos usar incluso para lavar la ropa de las personas alérgicas a los restos de jabón que quedan impregnados en las prendas incluso después de aclararlas bien.
– Podemos utilizarlo como mascarilla facial si buscamos una acción limpiadora profunda, hidratante y purificante.
¡También es antipolillas y deja en nuestros armarios ese olor a limpio de nuestras abuelas, porque elimina el olor a humedad!
El Jabón de Alepo de Charme d’Orient
Cumple con todas las características que he relatado más arriba. Ahora sigue siendo fabricado de forma tradicional en Siria, pero han tenido que desplazar la fábrica a Lattakie por culpa de la guerra civil. Aun así, el proceso de fabricación sique siendo el mismo que el de hace siglos, en manos de los artesanos del jabón.
Está testado bajo control dermatológico.
Sus ingredientes: aceite de oliva (olea europaea fruit oil), aceite de laurel (laurus nobilis fruit oil), agua y sosa cáustica.
Se fabrica en dos versiones: el “pan” de jabón, más tradicional y el jabón líquido, más práctico para el uso diario.