Una piel luminosa, ¡ya!

TRATAR LOS PRIMEROS SIGNOS DE ENVEJECIMIENTO

No tienes aún los 35 y de repente un día te miras al espejo y ya no ves la luminosidad que veías antes. Rondas los 40 y no tienes muchas arrugas, pero tienes «cara de cansada» o eso dicen tus amigas según te ven y no es porque tengas ojeras. Has pasado la barrera de los 50, te has aplicado algún botox y algún relleno, el resultado sigue siendo terso y firme, pero tu piel sigue sin verse tan «viva» como antes….

Una piel joven (piensa en un niño) está turgente, radiante, refleja la luz, irradia vida… Por eso, a cualquier edad una piel apagada, desvitalizada, opaca… te añade años. ¿Y cuál es la razón de que la piel, tan rápidamente, «se apague»? La falta de luminosidad es el primer signo de envejecimiento cutáneo y está provocada por una ralentización de la microcirculación sanguínea. Nuestros capilares se van

debilitando y cada vez llevan menos nutrientes y oxígeno a las células de nuestra piel que, a su vez, no elimina tan fácilmente las toxinas. Si pensamos en la piel como en un cuerpo, es fácil comprender que con menos «comida», peor respiración y más desechos en los tejidos todas las células funcionan más lentamente, con lo cual no cumplen igual de bien sus funciones de reproducción y síntesis de materias esenciales.

Los resultados de esta menor circulación sanguínea serán:

  • Una piel que se regenera más despacio: la capa córnea, la más superficial de la piel, dejará de renovarse al ritmo de una piel joven y comenzará a hacerse más gruesa. Una capa córnea más gruesa tiene un aspecto más opaco, estará compuesta de una queratina más «vieja» que reflejará menos la luz y dejará pasar menos el tono vital de la circulación sanguínea profunda. Por eso la piel se ve «apagada» y «sin vida».
  • En las capas profundas de la piel también comienzan los cambios: los fibroblastos, las células encargadas de producir el colágeno y la elastina (las fibras que mantienen nuestro tejido turgente y firme) también reciben menos alimento y menos oxigenación, por lo que empezarán a fabricar menos fibras y de menor calidad. Ahí estará el origen de las primeras arrugas, esas a las que no damos importancia, porque son minúsculas, las llamadas primeras lineas.

Y este proceso se va agravando con la edad, como es lógico, porque la circulación sanguínea será cada vez peor. Lo que significa que la lucha para tener una piel luminosa siempre estará presente a partir de los 30 años aproximadamente.

¿Qué soluciones tenemos?

Como hemos visto el problema está a dos niveles, así que debemos de actuar en ambos si queremos obtener un resultado óptimo. Además, hemos de actuar a nivel síntoma y a nivel causa si buscamos un efecto que no sea sólo ilusorio y momentáneo.

  1. Aumentar la microcirculación sanguínea: tenemos que vivificar nuestra piel, hacer que corra más sangre por ella y que aporte más elementos de calidad. Tenemos varias posibilidades. Estas son algunas de ellas:
  • Realizar una buena higiene profunda que incluya una exfoliación adaptada a nuestro tipo de piel y a nuestra edad. Esta fase es esencial para que el resultado sea inmediato y espectacular, pero también seguro. Una profesional de la estética #vcanto sabrá cómo hacerlo.
  • Realizar un automasaje tonificante cada mañana cuando nos despertamos, después de la ducha y aprovechando la aplicación de tu ritual de belleza.
  • Utilizar un dermaroller cada noche antes de acostarnos para dinamizar las células. Este útil es muy interesante, pero precisa de una utilización correcta para evitar daños. Pregúntale a una profesional de la estética antes de comenzar.
  • Realizar de 15 a 20 minutos de ejercicio intenso cada día. Verte la cara un poco roja después del ejercicio será la mejor prueba de que lo estás haciendo bien.
  • Utilizar un tratamiento cosmético que estimule la microcirculación sanguínea. Algunos ingredientes que tienen este efecto: la escina, la cafeína, el gingko biloba…

2. Aportarle un suplemento de nutrición específica a tu piel que aumente su vitalidad: vitaminas, oligoelementos, proteínas, sales minerales… Este suplemento puedes realizarlo por vía tópica o por vía oral, pero recuerda que lo que aplicas por vía tópica, en forma de cremas o serums, llega antes a la piel. Suplementos revitalizantes ideales: el alga espirulina, la jalea real…

3. Aportar elementos reparadores a la piel, para que le sea más fácil continuar a realizar sus funciones como si fuera joven. Renovadores celulares, cicatrizantes, estimuladores y nutrientes de los fibroblastos…

Y por supuesto, siempre podemos echar mano de la luminosidad instantánea, la que nos da el nácar. Pero, atención, evita el efecto «árbol de navidad». Cuando el nácar no se trabaja correctamente o no se escoge correctamente su color, da un aspecto «lentejuela» a la piel que no es nada elegante. Decídete mejor por los llamados nácar «soft-focus» de reflexión suave e iluminación natural.

Dentro de estas características, Esthederm te propone dos soluciones en cuanto a tratamientos:

Active Repair Crema sombra

Active Repair: suave exfoliación diaria y reparación profunda.

radiance 2

Radiance, luminosidad instantánea y revitalización profunda.

Crema Radiance, luz instantánea y revitalización profunda,  y Crema Active Repair, exfoliación suave diaria y reparación profunda. Puedes escoger según tu edad o según tus síntomas y, lo más interesante, puedes utilizar Radiance por la mañana y Active Repair por la noche, con lo que obtendrás una sinergia de resultados espectaculares.

¿A qué esperas para darle luz a tu piel? Si no sabes por qué crema optar, escríbeme, soy Victoria

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