¿POR QUÉ ACUDIR A UNA ESTETICISTA?
Muchas veces me lo preguntan. Yo voy a contestarte con otra pregunta, ¿te has planteado alguna vez para qué sirve la piel, qué funciones cumple, cómo lo hace y cuál es la mejor forma de tratarla?
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y lo cubre casi completamente, se pliega y se estira permitiendo el movimiento, es resistente pero suave, crece y se readapta cuando engordamos o crecemos, mantiene nuestra temperatura, nos protege del sol y del frío, nos alerta ante un peligro (como una quemadura o una picadura), es parte esencial de nuestro contacto con el medio y con los demás (qué sería de los besos si no pudiéramos sentirlos…), refleja nuestro estado interior (estrés, enfermedad, felicidad, cambios hormonales…) y se modifica enormemente con el paso de los años (y no hablo de los signos de envejecimiento, sino de los cambios metabólicos asociados a la edad).
La piel reacciona ante cada cambio interno y externo. Si la piel está equilibrada, se adaptará perfectamente a ellos, pero si la piel sufre de agresiones que la superan no podrá adaptarse y comenzará a mostrar «disfunciones» (sequedad, exceso de brillos, fragilidad, rojeces, envejecimiento prematuro…).
Su estado interno será esencial en esta función de adaptación al medio. No cumplirá perfectamente si no recibe los nutrientes que necesita, si la sometemos a un exceso de radicales libres (estrés, sol, tabaco, alcohol, medicación, deporte intensivo…), si no la hidratamos y si no tenemos en cuenta las variaciones hormonales.
Otro punto importante son los cambios de estación. Cada paso de una estación a otra marca nuestra piel, hace que «cambie el chip» y comience unas funciones distintas, las que necesita para hacer frente al nuevo medio ambiente. En primavera todo se acelera, aumentando los pequeños problemas (irritaciones, granitos, tirantez…), en verano se prepara para protegerse del calor y el sol, en otoño hace «piel nueva» para eliminar los estragos del verano y prepararse para el invierno y en la estación fría baja sus metabolismos para concentrarse en luchar contra el frío.
Como ves la piel es compleja, no es un simple cuero de zapato al que simplemente hay que echar crema para que esté lustroso… Tu piel y tú sois únicas en un momento específico de tu vida. Y en ese momento puntual, el tratamiento que necesita es uno concreto, no cualquiera, si queremos tener buenos resultados. Por eso la ayuda de una profesional de la piel (la esteticista) es necesaria. Necesaria mínimo una vez cada tres meses (con los cambios de estación), para llevar a cabo una higiene en profundidad que la «resetee» y la vuelva a hacer permeable a los principios activos y para hacer un chequeo y replantear qué tipo de tratamiento necesita tanto en cabina como a domicilio.
¿Quién mejor que una profesional para decirte qué tipo de crema debes de usar según el estado general de tu piel, de su estado interno y de su entorno? Porque no puedes usar la misma crema en primavera y en verano, si estás embarazada o si no lo estás, si tienes 30 o 40, si comes bien o no, si estás mucho tiempo al sol o no, si te preocupan tus manchas o si «pasas de ellas»… Una esteticista VCANTO será capaz de darte una respuesta global teniendo en cuenta todos estos parámetros.
Ahora vuelve a hacerte la pregunta… ¿Por qué debería visitar una esteticista cada tres meses?
Y si aun no lo tienes claro, ¡escríbeme, soy Victoria! Y te daré mínimo 10 razones más para confiar en una esteticista acreditada VCANTO….